Recuerdos



Sentado en la misma silla, en el mismo bar, misma hora, visualizo una chica como de 23 años sentada como a unos 10 pies de mi, cuerpo hermoso, pelo largo color café, sentada con las piernas cruzadas, un escote largo en su traje dejaba al descubierto toda su pierna izquierda. No alcazaba a ver toda su cara solo el perfil izquierdo de ella pude ver que su ojo era muy oscuros en su mano derecha tenía una copa con vino y en la izquierda su celular, pude ver que se encontraba sola. De lo poco que veía de ella podía decir que me era bastante familiar, la recordaba de algún lado. Mi compañero de trabajo Matt estaba conmigo esa tarde salimos de trabajar a tomarnos unas cuantas copas ya que era viernes, y digo ¿quién no ama los viernes?
— oye, esa chica...yo creo que la conozco.
A lo que me contesto.
— ¡qué va! jamás la había visto por aquí, y mira que este pueblo es pequeño, a de ser una extranjera.
En un silencio profundo, mirando un cuadro comencé a recordar, algo de lo queme había olvidado hace ya mucho tiempo. Algo que paso en mis años de secundaria. Para esos tiempos salía con una chica llamada Génesis, una chica bastante extrovertida. Siempre estaba con ella de arriba abajo. Incluso llegué a enamorarme de ella, pero nunca se lo dije el miedo siempre me vencía. Siempre la presentaba como mi mejor amiga pero no era así, éramos algo más que amigos pero menos que novios. Solo nosotros nos entendíamos. Lo gracioso es que cuando la conocí se presentó con un nombre falso, Verónica. Lo hacia siempre que un hombre no le agradaba o le daba mala espina. Como jóvenes tuvimos miles de aventuras. Siempre salíamos para fiestas y a beber con los colegas, al cine, playa, cosas de jóvenes. Luego de que me gradué fuimos perdiendo la comunicación poco a poco ya que era ella dos años menor que yo. Luego de unos años me entere de que ella se había ido a hacer lo que siempre quiso, viajar el mundo. Mi amigo en un chasquido de dedos interrumpió mis pensamientos.
— eh tío, en que tanto piensas? A lo que le respondo,
- Vuelvo ahora.
Se quedó un poco confundido al no saber lo que pasaba. Caminé hacia la barra y me recosté sobre ella. Esta vez ella tomaba una cerveza y navegaba en su celular. Me le acerque un poco y le pregunte.
— ¿puedo? Le dije mientras señalaba la silla que estaba a su lado.
— ¿te conozco?
Me respondió.
— no lo creo, pero me llamo James mucho gusto.
Me miró fijamente de arriba abajo como examinándome.

— mucho gusto, soy Verónica.

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